La muerte, una triste realidad

La muerte, una triste realidad

IMAGÍNESE que está viendo una película sobre alguien famoso, quizás una artista a quien usted admira. El video comienza con escenas de su infancia, de sus clases de música y de sus incansables horas de práctica. Luego aparece dando conciertos, viajando por todo el mundo y convirtiéndose en una estrella de fama internacional. Poco después, se ven imágenes de los últimos años de su vida y finalmente muere.

La historia es real, pero su protagonista ya no existe. Y el argumento sería parecido si se tratara de un científico, un atleta u otra persona famosa. Aunque el protagonista lograra muchas cosas durante su vida, seguramente nos preguntaríamos qué más habría logrado si no hubiera tenido que envejecer y morir.

Lamentablemente, eso es lo que nos espera a todos (Eclesiastés 9:5). Por mucho que nos esforcemos, no hay forma de escapar de la vejez y la muerte. Además, podemos perder la vida por culpa de un accidente o de una cruel enfermedad. Como dice la Biblia, somos “una neblina que aparece por un poco de tiempo y luego desaparece” (Santiago 4:14).

Algunas personas creen que la vida es incierta y que no tiene sentido, por eso dicen: “Comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir” (1 Corintios 15:32). Pero ¿verdad que al decir eso demuestran que tienen muy presente la muerte? Todos, tarde o temprano, terminamos preguntándonos qué sentido tiene la vida, especialmente cuando pasamos por una situación angustiosa. ¿Dónde podemos encontrar la respuesta?

Muchas personas recurren a la ciencia. Los avances científicos y médicos ya han alargado nuestra esperanza de vida y algunos investigadores están intentando alargarla aún más. Pero sea como sea, hay preguntas que siguen sin respuesta, como por qué envejecemos y morimos, y si venceremos algún día a la muerte. Los siguientes artículos analizarán estos temas y contestarán la siguiente pregunta: ¿qué sentido tiene la vida?