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Cómo resistir la presión de tus compañeros

Cómo resistir la presión de tus compañeros

EL PROBLEMA

“En la escuela, todos me marginaban. Así que al pasar de grado, decidí cambiar mi apariencia y mi actitud... y no para bien. Estaba tan desesperada por tener amigos que cedí a la presión para caerles bien a los demás.” (Jennifer, 16 años.) a

¿Y tú? ¿Estás sufriendo la presión de tus compañeros? Si así es, este artículo es para ti.

Si cedieras a la presión de tus compañeros, te convertirías en un robot, pues dejarías que ellos te controlaran. ¿Por qué darles esa clase de poder? (Romanos 6:16.)

LO QUE DEBES SABER

La presión puede hacer que alguien bueno haga cosas malas.

“Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles.” (1 Corintios 15:33.)

“Tú sabes que cierta acción es mala, pero cuando te empujan a hacerla, tus emociones te dominan y te conviertes en títere de los demás.” (Dana.)

La presión no solo viene de tus compañeros.

“Cuando deseo hacer lo que es correcto, lo que es malo está presente conmigo.” (Romanos 7:21.)

“Muchas veces, la presión viene de mí misma. Yo soy la que desea las cosas de las que hablan mis compañeras con tanto entusiasmo.” (Diana.)

Hacerle frente a tus compañeros es un logro del que puedes sentirte orgulloso.

“Tengan una buena conciencia.” (1 Pedro 3:16.)

“Antes me era muy difícil resistir la presión de grupo, pero perdí el miedo a ser diferente y ahora me mantengo firme en mis decisiones. Poder irme a la cama con la conciencia tranquila no tiene precio.” (Carla.)

LO QUE PUEDES HACER

Si te presionan para que hagas algo malo, intenta esto:

Piensa en las consecuencias. Pregúntate: “¿Qué pasaría si digo que sí y me descubren? ¿Qué van a pensar mis padres? ¿Cómo me voy a sentir yo?”. (Principio bíblico: Gálatas 6:7.)

“Mis padres me hacen preguntas como, por ejemplo: ‘¿Qué podría sucederte si dices que sí a tus compañeros?’. Me ayudan a ver que la presión podría llevarme por un mal camino.” (Olivia.)

Convéncete de que lo que crees es lo correcto. Pregúntate: “¿Por qué estoy tan seguro de que esta manera de actuar me puede hacer daño a mí y a los demás?”. (Principio bíblico: Hebreos 5:14.)

“Cuando era niña, solo decía no, o respondía lo que fuera para salir del paso. Ahora puedo explicar con lujo de detalles por qué hago o no hago las cosas. Sé distinguir lo bueno de lo malo y soy firme. Yo soy la que da la respuesta, y nadie más.” (Anita.)

Pregúntate qué clase de persona quieres ser. Luego piensa en la presión que estás sufriendo e imagina qué haría esa persona en una situación así. (Principio bíblico: 2 Corintios 13:5.)

“Estoy contenta con la clase de persona que soy, así que no me importa tanto lo que los demás piensen de mí. Además, la mayoría de la gente me acepta como soy.” (Alicia.)

Mira más allá del presente. Si estás en la escuela, recuerda que en unos años —o incluso meses—, los compañeros a los que quieres impresionar desaparecerán de tu vida.

“Hace poco vi una foto de la escuela y no recordé el nombre de varios de mis compañeros. ¡Y pensar que su opinión me importaba más que mis principios! ¡Qué tonta!” (Fernanda, de 22 años.)

Prepárate. La Biblia aconseja: “Sepan cómo deben dar una respuesta a cada [persona]” (Colosenses 4:6).

“Mis padres nos ayudan a mi hermana y a mí a pensar en situaciones que podrían presentarse y luego ensayamos posibles respuestas. Así, cuando surja un problema de verdad, sabremos qué hacer.” (Cristina.)

a Se han cambiado los nombres.