LOS JÓVENES PREGUNTAN

¿Qué hago si me acosan sexualmente?

¿Qué hago si me acosan sexualmente?

 ¿Qué es acoso sexual?

 El acoso sexual incluye diversos tipos de conductas inapropiadas. Pudiera ser que alguien te incomode haciéndote comentarios de tipo sexual o tocándote. El problema es que a veces cuesta trabajo saber si se trata de una broma, una forma de coqueteo o si en realidad es acoso sexual.

 Y tú, ¿sabes identificar el acoso sexual? Haz clic  aquí para comprobarlo.

 Si aún vas a la escuela, probablemente te estás enfrentando a este problema. No obstante, el acoso sexual también se da en otras etapas de la vida, como al entrar al mundo laboral. Pero si aprendes a defenderte desde ahora, tendrás la confianza que necesitas para manejar la situación en el futuro. Quizás hasta logres impedir que un acosador le haga daño a alguien más.

 ¿Qué hago si me están acosando?

Poner fin al acoso es más fácil si aprendes a identificarlo y sabes lo que tienes que hacer. Mientras lees los siguientes tres relatos, pregúntate: “¿Qué haría yo?”.

SITUACIÓN:

“En el trabajo, unos tipos bastante mayores que yo me decían a cada rato que era muy bonita, y que habrían querido tener treinta años menos. Un día, uno de ellos hasta se me acercó por detrás y me olió el cabello” (Tabitha, de 20 años).

Tabitha pudo haber pensado: “Si sigo aguantando y no les hago caso, tal vez se cansen”.

Por qué no es buena idea: Los estudios revelan que cuando las víctimas de acoso sexual no hacen nada al respecto, el problema a menudo persiste o hasta empeora.

Mejor intenta esto: Hazle frente a la persona y, sin perder la calma, dile claramente que no toleras que te hablen ni te traten de ese modo. “Si alguien me toca de una manera que me incomoda —comenta Taryn, de 22 años—, lo miro de frente y le digo que no lo vuelva a hacer. Por lo general, eso toma por sorpresa a esa gente.” Si la persona insiste, sé firme y no te rindas. Cuando se trata de defender nuestros principios morales, la Biblia nos recomienda permanecer “firmes [...] y totalmente decididos” (Colosenses 4:​12, Biblia Textual).

Ahora bien, en caso de que la persona te amenace, no la confrontes. Vete lo más pronto posible y busca la ayuda de un adulto confiable.

SITUACIÓN:

“Cuando estaba en sexto grado, dos compañeras me detuvieron en el pasillo. Una de ellas era lesbiana y quería que fuera su novia. Yo me negué. Aun así, ellas seguían acosándome todos los días durante el cambio de clases. Una vez hasta me empujaron contra la pared” (Victoria, de 18 años).

Victoria pudo haber pensado: “¿Para qué hablar? Van a decir que no hago más que quejarme, y tal vez ni me crean”.

Por qué no es buena idea: Si no se lo dices a nadie, la persona seguirá hostigándote y quizá les haga lo mismo a otros (Eclesiastés 8:11).

Mejor intenta esto: Pide ayuda. Tus padres o tus profesores pueden darte el apoyo que necesitas para solucionar el problema. Pero, ¿y si no te hacen caso? Entonces, cada vez que la persona te acose, pon por escrito lo que sucedió. Anota la fecha, la hora y el lugar, así como todo lo que te dijo. Luego, entrega una copia a tus padres o a un profesor. La gente suele tomar más en serio los asuntos cuando se presentan por escrito.

SITUACIÓN:

“Había un chico en el equipo de rugby que de veras me daba miedo. Medía casi dos metros (seis pies y medio), y pesaba 135 kilos (300 libras). Le dio con que tenía que ‘ser suya’. Me hizo la vida imposible durante todo un año. Un día estábamos solo él y yo en un salón de clases, y él enseguida se me acercó. Yo me levanté de un salto y me fui corriendo” (Julieta, de 18 años).

Julieta pudo haber pensado: “Es que así son todos los chicos”.

Por qué no es buena idea: La persona nunca va a cambiar si los demás justifican su comportamiento.

Mejor intenta esto: Jamás sonrías ni te lo tomes a broma. Que la persona vea en tu cara que lo que hizo estuvo mal.

 ¿Qué haría si me pasara a mí?

PRIMER CASO:

“No me gusta ser grosera con nadie. Así que no era muy firme con los chicos que me molestaban. Aunque les pedía que me dejaran, casi siempre se lo decía con una sonrisa. Y claro, ellos creían que les estaba coqueteando” (Tabitha).

  • ¿Qué habrías hecho tú en el lugar de Tabitha? ¿Por qué?

  • ¿Qué puede hacer pensar a un acosador que le estás coqueteando?

SEGUNDO CASO:

“Todo empezó cuando unos chicos se pusieron a decirme asquerosidades en la clase de educación física. Durante las primeras semanas no les hice caso, pero eso empeoró las cosas. Comenzaron a sentarse junto a mí, y entonces me abrazaban. Yo los empujaba, pero ellos insistían. Finalmente, uno de ellos me pasó un papelito con un mensaje muy, muy feo. Se lo di a mi profesor, y al chico lo suspendieron. Ahí me di cuenta de que debí haber hablado con el profesor mucho antes” (Sabina).

  • ¿Por qué crees que Sabina no habló antes con el profesor? ¿Hizo bien? ¿Por qué?

TERCER CASO:

“Un chico acosó a mi hermano Greg en el baño. Lo acorraló y le dijo que le diera un beso. Greg se negó, pero el chico no se iba. Tuvo que empujarlo para quitárselo de encima” (Suzanne).

  • ¿Dirías que Greg fue víctima de acoso sexual? ¿Por qué?

  • ¿Por qué crees que hay chicos que prefieren quedarse callados cuando son acosados por otro muchacho?

  • ¿Crees que Greg manejó bien la situación? ¿Qué habrías hecho tú?

Más información: Lee el capítulo 32 (titulado “¿Cómo puedo protegerme del abuso sexual?”), del libro Lo que los jóvenes preguntan. Respuestas prácticas (volumen 1).