Durante la pandemia del coronavirus, muchos testigos de Jehová están haciendo todo lo posible por animar a sus vecinos escribiéndoles cartas. Josué Laporta y su esposa, Vanesa, enviaron cartas para consolar al personal sanitario y a los pacientes de COVID-19 de un hospital de Barcelona (España). Una enfermera les respondió con una carta muy bonita que copiamos a continuación. Ella estuvo de acuerdo en que, después de hacerle algunos ajustes, la carta se publicara.
Soy enfermera [...] y escribo en nombre de una abuelita de 97 años [se han omitido los nombres]. Esta mañana le hemos leído una carta que usted ha escrito. Las cartas aquí se las repartimos a los pacientes de forma aleatoria, pero estoy segura de que esta carta no es fruto de la casualidad ni de la suerte. Esta carta hoy, al menos a dos personas, a la paciente y a mí [...], nos hizo ver que hay una esperanza. Ella está en fase paliativa y me ha dicho que le escriba que no quiere irse de este mundo sin hacerle una pregunta: “Josué, ¿aun a mis 97 años puedo ser parte de la promesa que nos ha dicho que viene en la Biblia?”.
Pude sacar diez minutos de mi tiempo esta mañana para leerle un poquito de la página de Internet a la que usted hizo referencia. Se le iluminaba la mirada, sus ojos se llenaban de emoción y su rostro mostraba alegría y tranquilidad, algo que le hacía mucha falta. Después vimos el video¿Por qué murió Jesús?
Yo, en mi caso, leí una revista [¡Despertad!] que trataba delestrés, y me ha ayudado a canalizar la situación que tenemos. No es fácil, ¿sabe?
Aquí los del personal sanitario no tenemos psicólogos a los cuales acudir, pero esta información ahora la tengo al alcance 24 horas al día, y eso es algo en lo que meditar. Cuando acabe esto, voy a querer saber más y espero que siga usted disponible para orientarme, para asegurarme que un mundo mejor es posible. Por eso no tendré palabras para agradecer a Dios que esa carta llegase el día justo y a la hora exacta de mi turno, y que yo pudiese entregarla justo en la habitación de esta paciente.
Espero que su familia y usted se encuentren bien de salud, y estoy segura de que la esperanza que tienen les ayuda a llevar esta situación mejor que muchos de nosotros. Sin más, me despido agradeciéndole el tiempo que dedica a personas como la paciente y yo. Aun siendo auténticos desconocidos, nos ha arrancado la mayor de las sonrisas de estas seis semanas.
Gracias de corazón.
Mensajes de agradecimiento como este nos motivan a seguir predicando durante esta crisis sanitaria. Le pedimos a Jehová que las palabras que escojamos alivien el dolor de las personas (Proverbios 15:23).