En abril de 2023, Rinat Kíramov fue declarado culpable y actualmente está en una colonia penitenciaria cumpliendo una condena de siete años. Un año después de recibir la condena, el 18 de abril de 2024, las autoridades de la prisión lo trasladaron de repente a un centro penitenciario donde se da atención médica. Dijeron que tenían la “sospecha” de que Rinat tuviera tuberculosis. Dos días después de que llegó al centro, un grupo de presos empezó a interrogarlo. Le exigieron que les diera información sobre los testigos de Jehová de Ajtúbinsk, la ciudad donde vivía. Y, como él se negó, empezaron a torturarlo. Durante los siguientes cuatro días, lo sometieron a varias formas de maltrato físico, hasta le dieron descargas con una pistola eléctrica. Además, no lo dejaban dormir, sentarse ni bañarse; lo obligaban a estar despierto y de pie día y noche. Y solo le permitían comer una vez al día.

Varios días después de que empezaron a torturarlo, Galina, su esposa, lo visitó. Quedó impactada al ver que tenía la cara llena de moretones, que le costaba mucho andar y que le temblaban las manos. Cuando Rinat le contó lo que le había pasado, Galina puso al tanto a su abogado. Él solicitó de inmediato que se le hiciera un examen médico por las heridas que tenía y que se iniciara una investigación.

Cuando la fiscalía se enteró de lo que pasó, ellos se reunieron con Rinat y programaron un examen médico. Como encontraron pruebas suficientes de que lo habían torturado, remitieron el caso al Ministerio del Interior. También comprobaron que Rinat no tenía tuberculosis. Así que el 17 de mayo de 2024 lo enviaron de nuevo a la colonia penitenciaria en la que estaba antes. Y hasta la fecha sigue allí.

Rinat le contó a Galina lo que le ayudó a aguantar: “Lo único que podía hacer era orar y tratar de pensar en textos de la Biblia. Eso era algo que nadie podía quitarme. Me alegro de haber estudiado la Biblia con tanto empeño antes de que esto pasara. Si no, ¿cómo podría haber recordado tantos versículos?”. Luego añadió: “Hay personas que, con tal de defender una causa, han aguantado maltratos muy crueles sin la ayuda del espíritu de Jehová. En cambio, yo sí podía contar con el poder ilimitado de Jehová y eso me dio las fuerzas para aguantar. Me decía a mí mismo: ‘Esta es una oportunidad de oro para demostrarle a Jehová que quiero serle fiel. No le voy a fallar’”.

Aunque nos duele saber que Rinat ha sufrido un trato tan inhumano, nos consuela saber que Jehová siempre nos dará “el poder que va más allá de lo normal” para aguantar (2 Corintios 4:7).