Dios formó una nación organizada con los descendientes del patriarca Abrahán y les dio un conjunto de leyes. Esta nación, a la que llamó Israel, tenía a su cargo la adoración verdadera y la palabra de Dios (Salmo 147:19, 20). Gracias a ello, personas de todas las naciones podrían beneficiarse. Lea Génesis 22:18.

Dios escogió a los israelitas para que fueran sus testigos. La historia antigua de esta nación demuestra que obedecer las leyes divinas produce buenos resultados (Deuteronomio 4:6). Mediante los israelitas, otros tendrían la oportunidad de llegar a conocer al Dios verdadero. Lea Isaías 43:10, 12.

Cuando Israel, la nación escogida, perdió el favor divino, Jehová la reemplazó con la congregación cristiana (Mateo 21:43; 23:37, 38). Así que en la actualidad son los cristianos verdaderos quienes sirven a Jehová como sus testigos, y no los israelitas. Lea Hechos 15:14, 17.

Jesús organizó a sus seguidores para predicar y hacer discípulos por todo el mundo (Mateo 10:7, 11; 24:14; 28:19, 20). Hoy, durante los últimos días del presente sistema, esa labor está en su mejor momento. En esta época histórica, Jehová ha estado juntando a millones de personas de todas las naciones para que se unan a la religión verdadera (Apocalipsis 7:9, 10). Al estar organizados, los auténticos cristianos pueden ayudarse y animarse unos a otros. Además, en sus reuniones, todos siguen el mismo programa para estudiar la Biblia. Lea Hebreos 10:24, 25.

En la década de 1870, un pequeño grupo de estudiantes de la Biblia comenzó a descubrir enseñanzas que hay en ella pero que habían estado ocultas por mucho tiempo. Sabían que Jesús había organizado la congregación cristiana para predicar, así que emprendieron una campaña internacional para dar a conocer el mensaje del Reino. En 1931 adoptaron el nombre de testigos de Jehová. Lea Hechos 1:8; 2:1, 4, 11; 5:42.

En el siglo primero, las congregaciones cristianas de distintas partes de la Tierra se beneficiaron de tener un consejo, o cuerpo gobernante central, que reconocía a Jesús como Cabeza de la congregación (Hechos 16:4, 5). Del mismo modo, los testigos de Jehová cuentan hoy con la ayuda de un Cuerpo Gobernante formado por cristianos de experiencia, quienes supervisan las sucursales de todo el mundo. Estas traducen y distribuyen publicaciones bíblicas en más de ochocientos idiomas. Usando la Biblia como base, los miembros de dicho cuerpo proporcionan ánimo y guía a unas ciento veinte mil congregaciones, en las cuales hay también hombres capacitados que cuidan con amor del rebaño de Dios. Lea 1 Pedro 5:2, 3.

Los testigos de Jehová están organizados para proclamar las buenas noticias que da la Biblia y hacer discípulos. Como los apóstoles, predican de casa en casa (Hechos 20:20). También ofrecen cursos bíblicos a quienes aman la verdad. Ahora bien, no solo componen una organización, sino que pertenecen a una familia de hermanos y hermanas que se aman unos a otros y disfrutan de la tierna protección de su Padre (2 Tesalonicenses 1:3). Y, como la organización de los siervos de Dios concentra sus esfuerzos en agradarle a él y ayudar al prójimo, ellos forman la familia más feliz del planeta. Lea Salmo 33:12; Hechos 20:35.