Si usted estudia la Biblia con un testigo de Jehová, seguramente trata de preparar de antemano la lección. A fin de conseguir mayores beneficios, conviene hacer lo mismo para las reuniones. Obtendrá los mejores resultados si se ciñe a un programa.
Determine cuándo y dónde estudiar. ¿En qué momento del día puede concentrarse mejor? ¿Temprano en la mañana antes de empezar a trabajar, o tarde en la noche cuando los niños ya están acostados? Incluso si no dispone de mucho tiempo, determine cuánto va a dedicar al estudio y no deje que nada lo desvíe de su objetivo. Busque un lugar tranquilo y elimine las distracciones apagando la radio, la televisión y el teléfono. Orar antes de comenzar le ayudará a olvidar las inquietudes del día y concentrarse en la Palabra de Dios (Filipenses 4:6, 7).
Marque las palabras clave y esté listo para participar. Empiece por hacerse una idea general del tema. Fíjese en el título del artículo o capítulo, observe cómo cada subtítulo se relaciona con el tema, examine las láminas y lea las preguntas de repaso que resaltan las ideas centrales. Luego, lea cada párrafo y busque la respuesta a la pregunta correspondiente. Busque en la Biblia los textos que no están copiados y trate de ver cómo sustentan el tema (Hechos 17:11). Cuando encuentre la respuesta, subraye o resalte unas pocas palabras o frases clave que le ayuden a recordarla. Así, durante la reunión podrá levantar la mano si lo desea y hacer un breve comentario con sus propias palabras.
Examinando los distintos temas que se tratan cada semana en las reuniones, usted añadirá nuevas ideas a su “tesoro” de conocimiento bíblico (Mateo 13:51, 52).
¿Cómo puede planificar un programa de estudio para las reuniones?
¿Cómo puede prepararse para hacer un comentario en la reunión?