Demos gloria a Jehová

Demos gloria a Jehová

(Salmo 96:8)

  1. 1. Tanta belleza creaste

    con tu glorioso poder.

    Qué gran amor demostraste,

    admiro tu forma de ser.

    Vives allá en los cielos,

    pero muy cerca de mí.

    No sabes cuánto anhelo

    contar lo que siento por ti.

    (ESTRIBILLO)

    Mi Dios, Jehová, el Rey universal,

    ¡no hay nadie como tú!

    Mi Dios, Jehová, mi Padre celestial,

    ¡dime quién es como tú!

    ¡No hay nadie como tú!

  2. 2. Eres la luz que me guía

    desde que te conocí.

    Hablo de ti cada día,

    te llevo muy dentro de mí.

    Lo digo miles de veces

    y lo diré muchas más:

    solo tu nombre merece

    la gloria por siempre jamás.

    (ESTRIBILLO)

    Mi Dios, Jehová, el Rey universal,

    ¡no hay nadie como tú!

    Mi Dios, Jehová, mi Padre celestial,

    ¡dime quién es como tú!

    ¡No hay nadie como tú!

  3. 3. Eres un Dios imponente

    y brillas con esplendor.

    Eres leal y paciente,

    servirte es un gran honor.

    Siempre serás lo primero

    dentro de mi corazón.

    No sabes cuánto te quiero...

    ¡Escucha, Jehová, mi canción!

    (ESTRIBILLO)

    Mi Dios, Jehová, el Rey universal,

    ¡no hay nadie como tú!

    Mi Dios, Jehová, mi Padre celestial,

    ¡dime quién es como tú!

    ¡No hay nadie como tú!

(Vea también Sl 96:1-10; 148:3, 7).