No olvidemos mostrar bondad a los extranjeros

No olvidemos mostrar bondad a los extranjeros

“No olviden la bondad a extraños” (HEB. 13:​2, nota).

CANCIONES 50 Y 79

1, 2. a) ¿A qué dificultades se enfrentan muchos extranjeros? (Vea la foto del principio). b) ¿Qué les recordó el apóstol Pablo a los cristianos? c) ¿Qué preguntas analizaremos?

HACE más de treinta años, Osei [1] llegó a Europa procedente de Ghana. En ese entonces no era testigo de Jehová. Él relata: “Pronto me di cuenta de que la mayoría de la gente no se preocupaba por mí. La diferencia de clima también me impactó. Cuando salí del aeropuerto y sentí el frío por primera vez en mi vida, comencé a llorar”. Osei tardó más de un año en encontrar un trabajo adecuado porque no se defendía con el idioma. Se sentía muy solo y extrañaba a su familia, que estaba tan lejos.

2 ¿Cómo le gustaría a usted que lo trataran si se encontrara en esa situación? ¿Verdad que agradecería que lo recibieran con cariño en el Salón del Reino sin importar su nacionalidad o color de piel? La Biblia anima a los cristianos a que “no olviden la bondad a extraños” o extranjeros (Heb. 13:​2, nota). Por eso, analicemos estas preguntas: ¿Cómo ve Jehová a los extranjeros? ¿Por qué es posible que tengamos que cambiar nuestra opinión sobre ellos? ¿Qué podemos hacer para que se sientan cómodos en la congregación los que vienen de otro país?

CÓMO VE JEHOVÁ A LOS EXTRANJEROS

3, 4. Según Éxodo 23:​9, ¿cómo esperaba Dios que su pueblo tratara a los extranjeros, y por qué?

3 Después de sacar a los israelitas de Egipto, Jehová les dio un conjunto de leyes que mostraban consideración especial por los muchos no israelitas que habían salido con ellos (Éx. 12:​38, 49; 22:21). Los extranjeros suelen enfrentar circunstancias difíciles. Por eso, Jehová les demostró su amor por medio de una serie de medidas que los favorecían. Una era el derecho a la rebusca, o sea, a recoger el grano que los cosechadores dejaban atrás (Lev. 19:​9, 10).

4 En vez de ordenarles a los israelitas que respetaran a los extranjeros, Jehová los animó a ponerse en su lugar (lea Éxodo 23:⁠9). Ellos sabían bien lo que era vivir en un país que no era el suyo. Los egipcios probablemente despreciaron a los hebreos incluso antes de hacerlos esclavos, quizás por orgullo racial o prejuicios religiosos (Gén. 43:32; 46:34; Éx. 1:​11-14). La vida de los israelitas en Egipto había sido dura, pero Jehová esperaba que trataran al extranjero como si fuera natural del país (Lev. 19:​33, 34).

5. ¿Qué nos ayudará a reflejar el interés de Jehová por los extranjeros?

5 Podemos estar seguros de que hoy Jehová también se interesa por las personas de otros países que asisten a nuestras reuniones (Deut. 10:​17-19; Mal. 3:​5, 6). Si nos paramos a pensar en sus problemas, como la discriminación o el desconocimiento del idioma, buscaremos maneras de ser amables e interesarnos por ellos (1 Ped. 3:⁠8).

¿TENEMOS QUE CAMBIAR NUESTRA MANERA DE VER A LOS EXTRANJEROS?

6, 7. ¿Cómo sabemos que los cristianos del siglo primero superaron prejuicios muy arraigados?

6 Los cristianos del siglo primero aprendieron a superar los prejuicios que estaban muy arraigados entre los judíos. En el Pentecostés del año 33, los cristianos de Jerusalén fueron hospitalarios con los nuevos discípulos procedentes de diversos lugares (Hech. 2:​5, 44-47). El cariño e interés de los cristianos judíos por sus hermanos de otros países probó que realmente comprendían lo que significaba ser hospitalario: mostrar “bondad a extraños”.

7 Sin embargo, en ese tiempo de crecimiento, parece ser que los judíos que hablaban griego fueron víctimas de discriminación. Se quejaron de que a sus viudas no se las trataba con imparcialidad (Hech. 6:⁠1). Con el fin de arreglar la situación, los apóstoles designaron a siete hombres para asegurarse de que todos recibieran un trato justo. Estos hombres tenían nombres griegos, lo que quizás indica que los apóstoles querían aliviar cualquier tensión que pudiera haber entre los primeros cristianos (Hech. 6:​2-6).

8, 9. a) ¿Qué podría indicar que tenemos prejuicios u orgullo racial? b) ¿Qué debemos arrancar del corazón? (1 Ped. 1:22).

8 Nos demos cuenta de ello o no, a todos nos influye profundamente nuestra cultura (Rom. 12:⁠2). Además, es probable que oigamos que vecinos o compañeros de trabajo o de escuela hacen comentarios despectivos sobre personas de otra nacionalidad o color, o de un origen distinto al nuestro. ¿Nos han influido esos prejuicios? Y si alguien se burla de nuestro origen, quizás exagerando alguna característica de nuestra cultura, ¿cómo reaccionamos?

9 El apóstol Pedro tuvo durante un tiempo prejuicios contra los no judíos, pero poco a poco eliminó esos sentimientos negativos (Hech. 10:​28, 34, 35; Gál. 2:​11-14). Si detectamos prejuicio u orgullo racial en nosotros, aunque sea solo una pizca, tenemos que esforzarnos sinceramente para arrancarlo del corazón (lea 1 Pedro 1:22). Haríamos bien en meditar en que nadie merece la salvación. Todos, sin importar nuestra nacionalidad, somos imperfectos (Rom. 3:​9, 10, 21-24). ¿Tenemos, por tanto, alguna razón para sentirnos superiores a otros? (1 Cor. 4:⁠7). Deberíamos compartir la opinión de Pablo, que les recordó a los demás cristianos ungidos que ya no eran “extraños y residentes forasteros, sino [...] miembros de la casa de Dios” (Efes. 2:19). Tenemos que hacer un gran esfuerzo por vencer los prejuicios. No hay duda de que eso nos servirá para seguir poniéndonos la nueva personalidad (Col. 3:​10, 11).

CÓMO MOSTRAR BONDAD A LOS EXTRANJEROS

10, 11. ¿Cómo se refleja en el trato que Boaz le dio a Rut lo que Dios siente por los extranjeros?

10 El trato que Boaz dio a la moabita Rut prueba que veía a los extranjeros igual que Jehová. Cuando fue a inspeccionar sus campos, se dio cuenta de que una mujer extranjera muy trabajadora estaba recogiendo lo que los cosechadores dejaban atrás. Rut tenía el derecho de rebuscar, pero pidió permiso para hacerlo. Al enterarse de esto, Boaz fue generoso y le permitió recoger espigas de los manojos (lea Rut 2:​5-7, 15, 16).

11 La conversación que tuvieron después demuestra que Boaz se interesaba sinceramente por Rut y por las dificultades que estaba pasando por ser extranjera. Para comenzar, le dijo que se mantuviera cerca de las jóvenes a fin de que no la molestaran los hombres que trabajaban en el campo. Incluso se aseguró de que contara con suficiente agua y comida, igual que sus trabajadores. Además, no menospreció a esta joven extranjera sin recursos, sino que le dio ánimos (Rut 2:​8-10, 13, 14).

12. ¿Qué buen efecto puede tener en los extranjeros recién llegados el que les mostremos consideración?

12 A Boaz no solo le impresionó que Rut tratara con tanto cariño y altruismo a su suegra, Noemí, sino también que se hiciera sierva de Jehová. La consideración que Boaz le mostró a Rut fue una manifestación del amor leal que Jehová sentía por una mujer que había venido a buscar refugio bajo sus alas (Rut 2:​12, 20; Prov. 19:17). De forma parecida, si somos considerados con “hombres de toda clase”, podremos ayudarlos a reconocer la verdad y a darse cuenta de lo mucho que los ama Jehová (1 Tim. 2:​3, 4).

¿Les damos la bienvenida a los recién llegados al Salón del Reino? (Vea los párrafos 13 y 14).

13, 14. a) ¿Por qué tenemos que esforzarnos por recibir con cariño a los extranjeros en el Salón del Reino? b) ¿Qué podemos hacer si nos sentimos incómodos hablando con personas de otra cultura?

13 Una manera de mostrarles bondad a los extranjeros que vienen por primera vez es recibirlos con cariño en el Salón del Reino. Tal vez hayamos visto que algunos inmigrantes recién llegados son tímidos y no se relacionan con los demás. Quizás se sientan inferiores a personas de otra raza o nacionalidad debido a su clase social o a lo que aprendieron desde niños. Así que deberíamos tomar la iniciativa y mostrarles cariño e interés. Podemos aprender algunos saludos en su lengua materna con la aplicación JW Language, si está en nuestro idioma (lea Filipenses 2:​3, 4).

14 ¿Y si nos cuesta hablar con alguien de otra cultura? Podríamos contarle algo de nosotros. Tal vez descubramos en poco tiempo que son más las cosas que nos unen que las que nos separan, sean estas reales o imaginarias, y que cada cultura tiene virtudes y defectos.

AYÚDELOS A SENTIRSE COMO EN CASA

15. ¿Qué nos ayudará a comprender mejor a los que se están adaptando a nuestro país?

15 Si queremos que otros se sientan a gusto en la congregación, preguntémonos: “¿Cómo me gustaría que me trataran si estuviera en otro país?” (Mat. 7:12). Seamos pacientes con los que se están adaptando a la vida en otro lugar. Puede que al principio no comprendamos bien su forma de pensar o actuar. Pero en lugar de esperar que adopten nuestra cultura, ¿por qué no los aceptamos como son? (Lea Romanos 15:⁠7).

16, 17. a) ¿Qué podemos hacer para acercarnos a personas de otra cultura? b) ¿Cómo podemos ayudar a los inmigrantes de la congregación?

16 Es posible que nos sea más fácil relacionarnos con los extranjeros si aprendemos algo de su tierra y cultura. En la noche de adoración podríamos dedicar tiempo a conocer mejor la cultura y los países de donde proceden los extranjeros que hay en nuestra congregación y en el territorio. También podríamos invitarlos a comer en casa. Si Jehová les ha abierto “a las naciones la puerta a la fe”, ¿no deberíamos abrir la puerta de nuestro hogar a los extranjeros que “están relacionados con nosotros en la fe”? (Hech. 14:27; Gál. 6:10; Job 31:32).

¿Somos hospitalarios con quienes vienen de otro país? (Vea los párrafos 16 y 17).

17 Si pasamos tiempo con una familia de inmigrantes, comprenderemos mejor el esfuerzo que hacen para adaptarse a nuestra cultura. Y quizás descubramos que necesitan ayuda para aprender el idioma. ¿Podemos ayudarlos a encontrar casa y trabajo o dirigirlos a los organismos u organizaciones que pueden darles esta ayuda? Iniciativas como estas pueden significar mucho en la vida de un hermano (Prov. 3:27).

18. ¿Qué ejemplo de respeto y gratitud pueden imitar los inmigrantes?

18 Claro está, los inmigrantes harán todo lo que puedan para adaptarse a la nueva cultura. Así lo hizo Rut. En primer lugar, mostró que respetaba las costumbres de su nuevo país pidiendo permiso para rebuscar (Rut 2:⁠7). No dio por supuesto que tenía el derecho de hacerlo ni que los demás estuvieran obligados a ayudarla. En segundo lugar, agradeció enseguida el buen trato que había recibido (Rut 2:13). Los inmigrantes que tengan una actitud tan buena como la de Rut probablemente se ganarán el respeto de los hermanos y del resto de la gente.

19. ¿Qué motivos tenemos para hacer que los extranjeros se sientan bien entre nosotros?

19 Nos alegra mucho que Jehová haya mostrado bondad inmerecida a todo el mundo y le haya permitido, sin importar su origen, conocer las buenas nuevas. Puede que los inmigrantes no hayan tenido la oportunidad en su país de estudiar la Biblia o de reunirse libremente con el pueblo de Jehová. Ahora que pueden hacerlo, deberíamos ayudarlos a que dejen de sentirse extranjeros en la congregación. Tal vez no podamos darles toda la ayuda económica o de otro tipo que quisiéramos, pero nuestras muestras de cariño son un reflejo del amor que les tiene Jehová. Por tanto, seamos “imitadores de Dios” y hagamos todo lo posible para que los extranjeros se sientan bien entre nosotros (Efes. 5:​1, 2).

^ [1] (párrafo 1): Se ha cambiado el nombre.