Cuando termina de estudiar, ¿le cuesta recordar lo que acaba de analizar? A todos nos pasa a veces. ¿Qué nos puede ayudar? Repasar los puntos principales.
Cuando estudie, deténgase de vez en cuando y piense en las ideas que está aprendiendo. Esto fue lo que les recomendó el apóstol Pablo a los hermanos y hermanas que estaban estudiando su carta. Él les dijo: “El punto principal de lo que estamos diciendo es este” (Heb. 8:1). Con esas palabras, los ayudó a seguir su razonamiento y a ver cómo las ideas se conectaban entre sí.
Cada vez que se siente a estudiar, dedique un ratito —quizás los últimos 10 minutos— a pensar en los puntos principales. Si no los recuerda muy bien, puede refrescar la memoria leyendo de nuevo los subtítulos o la primera oración de cada párrafo. Cuando aprenda algo nuevo, intente explicarlo en sus propias palabras. Al repasar los puntos principales, no solo le será más fácil recordarlos, sino que también verá cómo aplicar la información en su propia vida.